Hacia 1970, mi abuelo y bisabuelo paternos tenían montada una gran
metalúrgica que estaba ubicada en Av. Godoy Cruz y Chile, en la ciudad de
Mendoza. Era una de las más grandes y conocidas de la ciudad. En efecto, ellos
fabricaron muchas obras como las barandas del Zanjón Frías y las persianas
metálicas de diversas escuelas y edificios.
Mi bisabuelo, Teodoro Raganato, falleció en el año 1985 y mi abuelo,
Ángel Raganato, heredo toda la empresa y quedó así, de un día para el otro,
toda la responsabilidad en sus manos.
Todo iba bien administrado y gerenciado por Ángel; es más: cada día
mejoraba, pues siempre estaba involucrado con grandes empresarios.
Hasta que un desgraciado día, llegó uno de sus compañeros de negocios y
le pidió que le prestara su firma.
-¡Benenati!- Saludó a mi abuelo.
-¡Raganato!- Dijo al querido amigo y continuó:
-¡Benenati!- Quiero que me prestes tu firma, pues debo dinero al Banco.
-¡Raganato!- ¿Y es mucho el dinero que debes?
-¡Benenati!- Si, bastante pero ya lo tengo casi todo, te prometo que lo
voy a pagar, no vas a tener problemas.
-¡Raganato!- Bueno esta bien, trata de pagar a tiempo así no me meto en
problemas con el Banco.
-¡Benenati!- Gracias, vos siempre tan atento.
-¡Raganato!- No es nada, siempre y cuando pagues jajajajaja…
Resulta que los días pasaban y
el Sr. Benenati no daba señales de vida, Talino lo buscaba tratando de
contactarlo, sin conseguir respuesta alguna.
Cumplido el plazo de pago y con el Sr. Benenati prófugo, los cobradores
del Banco comenzaron a ir periódicamente a cobrar el dinero que se adeudaba.
Sin conseguir respuestas de su compañero, Ángel se hizo cargo de la
deuda, le embargaron el Taller con toda su maquinaria, también 6 propiedades, 5
vehículos y 3 motos. Solo le dejaron la casa en la que vivía su familia,
compuesta por su mujer y 5 hijos.
Sin trabajo, sin Taller y sin esperanzas, quedando de un día para el
otro en la calle, tubo que salir en busca de trabajo para poder mantener a su
familia.
Después de varias semanas sin empleo, por medio de un contacto de su
vieja empresa, consiguió un empleo como contratista y cobrador en una empresa
petrolera; ese empleo era perfecto para lo que el necesitaba, el único y gran
inconveniente era que la empresa petrolera estaba montada en la Provincia de
Jujuy. Tomando esa gran decisión se fue a vivir y a trabajar a esa alejada
Provincia, dejando a toda su familia en Mendoza.
Después de haber trabajado hasta desde el año 1988 hasta el año 2001,
la empresa se fundió y Talino regreso a Mendoza, con el dinero de la
indemnización compro una propiedad y que hasta el día de hoy la tiene.
Hoy vive tranquilo, sin deudas. Seguramente no vive como el aspiraba
cuando trabajaba en su Taller, en fin, vive como jubilado y bien acompañado por
su familia, compuesta por su mujer, 5 hijos y 16 nietos, que lo acompañan día a
día ya que nunca pudo olvidar esa gran estafa propiciada por quien se hacia
llamar “amigo” y “compañero”.
Historia Verídica.
Juan Raganato 5º 2ª Escuela
Normal “Tomas Godoy Cruz”.
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