Había una vez... Hace muchos muchos
años... Un bosque encantado... Allí vivían muchas criaturas, como elfos, hadas,
duendes... También había criaturas de la noche... Muy peligrosas...
Pero sobre todo abundaban seres de
luz... Era un bosque precioso, estaba repleto de árboles frutales, el color
verde impregnaba cada rincón... La luz del sol entraba por entre las ramas de
los árboles haciendo que todo brillara con intenso color... Y por la noche la
luz radiante de la luna iluminaba la superficie del lago, el cristalino lago,
donde los seres contaban que vivía una hermosa dama, pero en realidad ninguno
la había visto, ninguno excepto Anahí... Una pequeña hadita que vivía en la
copa de un árbol...
La dama se decía que sólo se aparecía
a los de corazón puro. Una noche oscura, un elfo, extraviado de su largo viaje
de expedición a su antiguo hogar, se perdió en el bosque, caminó durante horas,
sin rumbo fijo, preguntándose qué lugar estaría pisando, y en un pequeño claro,
sobre el que había un obelisco, paró a descansar. Inspeccionando el lugar,
encontró un pañuelo bordado con seda blanquísima y oro en los bordes...
El elfo recogió el pañuelo bordado y
lo guardó en su bolsillo. Paso allí la noche, y al alba partió de camino a
Qualinesti, su hogar. Al día siguiente, al atardecer, estando Anahí sentada en
la copa de un árbol, contemplando el cielo pintado de acuarelas, escuchó algo
que le perturbó. Parecía un llanto, un débil y triste llanto, en las
proximidades del lago...
Anahí bajó de su árbol y se acercó por
entre los matorrales a investigar el origen de tal desconsuelo. Cuál fue su
sorpresa al encontrar a Isil, la dama del lago, arrodillada en el suelo, con
las manos cubriendo su rostro y llorando amargamente...
Aún entristecida, era la mujer más
hermosa que los ojos de Anahí contemplaran jamás. La pequeña hada se acercó,
cautelosa.. y agachándose junto a la dama, cariñosamente le preguntó:
- ¿Qué mal te provoca tal
desesperación?
Anahí, consciente de que la dama jamás
se aparecía a nadie, dio por supuesto que no le respondería, pero Isil volvió
el rostro y contempló a la pequeña criatura. Las lágrimas acariciaban sus
mejillas, sus ojos, cristalinos, parecían quebrarse al parpadear.
- He perdido mi pañuelo -respondió
Isil, y rompió a llorar con más fuerza.
El hada se sorprendió, y como el
llanto de la joven le partía el alma respondió:
- Yo recuperaré ese pañuelo, pero
dime, ¿dónde lo viste por última vez?
-Anoche en el lago se me debió caer... pero
cuando volví a buscarlo me pareció ver a un caballero y me asusté-
-Vivo sola desde niña, escondida en el bosque,
más allá del lago. Ese pañuelo es lo único que tengo. Era de mi madre -dijo
Isil
-y por qué no le preguntaste al
caballero por tu pañuelo?- preguntó Anahí
- Tuve miedo... nunca hablo con nadie
-le respondió Isil
-No te preocupes! Ahora mismo salgo en
busca de ese caballero pero por favor no llores!- dijo Anahí con una sonrisa
Y así fue. El Hada partió a buscar al
caballero, y preguntó a todos los animales por el hombre que Isil había creído
ver. Todos le dijeron lo mismo:
- Tomó el camino a Maraqua. Pero
cuidado, pequeña Hada. Una guerra acecha en tierras de los Elfos.
Así que ella, que nunca había salido
del bosque, emprendió la marcha, pues ninguna relación hay entre su tamaño y su
valentía. Decidió mejor no seguir los caminos y viajar sólo durante el día
buscando sitios apropiados para descansar...
Una mañana en la que la brisa
refrescaba el cálido día, empezó a sentir un temblor, como cascos de caballos,
así que se ocultó en los arbustos. Estaba llegando ya a la comarca de Maraqua,
y efectivamente eran tres elfos a caballo, uno de ellos portaba una bandera que
no era familiar, pues no conocía esos lugares. Esto la asustó y cuando los
caballeros pasaron prosiguió el camino más sigilosamente.
Cuando llevaba media jornada y se
disponía a descansar, escuchó un movimiento de arbustos que la dejó de piedra,
se incorporó llevándose un gran susto.Pues esa maleza la recorría el cuerpo de
un elfo herido:
-AAAAAHHHH!!!! quien eres?!?!- dijo Anahí
muy asustada
- A-ayuda...ayudame! -dijo el elfo con
la respiración entrecortada- me han robado, saltaron desde los árboles..-toma
un respiro-..me dieron un golpe en la cabeza, se han llevado todo.
Anahí asustada no sabía bien qué
hacer, si ayudar al elfo o salir de allí corriendo. Pero su buen corazón le
pidió que lo ayudase, y eso hizo. Sanó sus heridas. El elfo lo agradeció.
- ¿Qué fue lo que te robaron?
-preguntó Anahí
- Todo, mi oro, mis provisiones ,
hasta el pañuelo... -respondió él.
- ¡Pañuelo!, ¿Qué pañuelo? -preguntó
el Hada con sorpresa.
- Pues lo encontré en las orillas de
un lago cercano, era blanco y sedoso, con bordados en oro, ¿Por qué? -dijo el
elfo.
- Es de la dama del lago, tienes que
ayudarme a recuperarlo... Por favor... -le rogó Anahí
El elfo y la pequeña hadita Anahí
caminaban a distinto ritmo sendero abajo, ella ponía más entusiasmo y menos
prudencia y él, en cambio, ponía la prudencia que a ella le faltaba y se dejaba
guiar por el entusiasmo que no poseía a causa de su herida que aunque sanaba,
dolía... Pararon en seco:
- ¿Por qué es tan importante ese
pañuelo? -preguntó Yuka , el elfo herido.
- pues verás... -dijo Anahí- Ese
pañuelo pertenece a una amiga...
- ¿Ah si? -dijo el elfo- ¿A quién?
- Pues... a una niña que he
conocido... y es muy importante para ella recuperarlo -respondió Anahí.
- ¿Por qué? - preguntó Yuka
- ¿Nunca has perdido a algún ser
querido?
Yuka, el elfo, bajó la mirada mientras
asentía al hada:
- Sí... perdí a mi familia hace
tiempo...
- Lo siento... - dijo Anahí.
- Fue en una batalla contra los Monopolorcos,
ellos arrasaron mi pueblo y quemaron a toda mi familia.
Anahí cogió entonces la mano de Yuka y
la apretó con fuerza.
- Tranquilo... ¿Sabes qué?, Los seres
queridos jamás nos abandonan -dijo Anahí con una pequeña sonrisa- Siempre
quedan en nuestro corazón para la eternidad y en nuestra mente... Pues siempre
los recordamos cuando menos lo esperamos, en cualquier situación alegre, o
triste, en cualquier celebración... Siempre están con nosotros-.
Yuka asintió con lágrimas en los ojos
- Tenés razón, siempre están
conmigo..-
- Bueno.. a mi amiga sólo le queda el
recuerdo de su madre en ese pañuelo, es lo único que le queda de ella, y es por
eso que desea tanto recuperarlo-
Yuka abrió los ojos de par en par
mientras secaba sus lágrimas con el dorso de su mano.
- ¡Pues vamos a recuperarlo!- dijo
Anahí sonrió ampliamente mientras
asentía - ¡Vayamos pues!.
Y fue así como ambos, hada y elfo,
emprendieron camino siguiendo las huellas de los cascos de los caballos.
Estos dirigían hacia un reino llamado Fantasy un reino donde no era difícil entrar... Pero sí muy difícil salir, ya
que contaban, que todo el que llegaba a esas tierras era seducido por sus
sueños más deseados, para que así jamás abandonasen el lugar, y mientras tanto
se adueñaban de su voluntad y hacían con ellos lo que querían, como hacerlos
trabajar en las minas... En las minas de oro del Rey Goldor..Siguieron pues el
sendero y al subir una colina pudieron apreciar entre las brumas de la mañana
el inmenso castillo de Fantasy... Se alzaba arrogante ante ellos, ambos se
miraron boquiabiertos. Era impresionante y sobre todo. Atrayente... Anahí y
Yuka sentían que algo les empujaba hacia aquel lugar. continuaron acercándose,
embobados, en lo alto del castillo vieron una bandera con el diseño del pañuelo
y se quedaron extasiados y muy extrañados mirándolo.Una figura salida de las
nubes, grumosa y de aspecto vagamente humano, se les presentó de
improviso:
- ¡Jajaja! -rió atronadoramente- ¿Asi que son ustedes los que buscan el pañuelo?
- Ehm... sí -respondieron al unísono
- Bueno... ¡¡Pues para ello deben someterse a una prueba!! -dijo la horrible figura.
- ¿Qué tipo de prueba? -preguntó Yuka
- El elfo es curioso -dijo el ser- Lo comprobarán pronto.
La criatura chasqueó sus dedos, y teleporto a los tres a su castillo de las nubes de Fantasy, para realizarles la prueba.La "figura" condujo al elfo y al hada a una pequeña habitación del castillo, donde había dos sillas y una mesa. Sobre la mesa había unos alambres unidos entre sí. La figura habló:
- La prueba consiste en separar esos alambres sin romperlos. Deberán conseguirlo antes de media noche. Si no lo logran... permanecerán aquí toda la eternidad.
Y desapareció en las sombras. El elfo y el hada se miraron mutuamente... Miraron los alambres... y estallaron en carcajadas:
- ¡¡Qué prueba más estúpida!! -dijo el elfo- ¡¡Esto lo hago yo con los ojos cerrados!!
Después de siete horas intentándolo ya no sabía qué hacer para separar los alambres. El hada, sin uñas ya de tanto mordérselas, rumiaba en un rincón:
improviso:
- ¡Jajaja! -rió atronadoramente- ¿Asi que son ustedes los que buscan el pañuelo?
- Ehm... sí -respondieron al unísono
- Bueno... ¡¡Pues para ello deben someterse a una prueba!! -dijo la horrible figura.
- ¿Qué tipo de prueba? -preguntó Yuka
- El elfo es curioso -dijo el ser- Lo comprobarán pronto.
La criatura chasqueó sus dedos, y teleporto a los tres a su castillo de las nubes de Fantasy, para realizarles la prueba.La "figura" condujo al elfo y al hada a una pequeña habitación del castillo, donde había dos sillas y una mesa. Sobre la mesa había unos alambres unidos entre sí. La figura habló:
- La prueba consiste en separar esos alambres sin romperlos. Deberán conseguirlo antes de media noche. Si no lo logran... permanecerán aquí toda la eternidad.
Y desapareció en las sombras. El elfo y el hada se miraron mutuamente... Miraron los alambres... y estallaron en carcajadas:
- ¡¡Qué prueba más estúpida!! -dijo el elfo- ¡¡Esto lo hago yo con los ojos cerrados!!
Después de siete horas intentándolo ya no sabía qué hacer para separar los alambres. El hada, sin uñas ya de tanto mordérselas, rumiaba en un rincón:
Con los ojos cerrados... con los ojos
cerrados... ¡¡Sí, ya veo!!.
- ¿Acaso crees que puedes hacerlo tú
mejor? -dijo el elfo airado y le arrojó los alambres, que al chocar contra el
suelo se separaron.
- ¿Acaso
crees que puedes hacerlo tú mejor? -dijo el elfo airado y le arrojó los
alambres, que al chocar contra el suelo se separaron.
El hada y el elfo se encontraron de nuevo en el camino, no había ni rastro del castillo, y una voz se escuchó a lo lejos:
- Por esta vez han ganado... pero volveremos a encontrarnos.
Y en el suelo apareció un pañuelo...
El hada y el elfo se encontraron de nuevo en el camino, no había ni rastro del castillo, y una voz se escuchó a lo lejos:
- Por esta vez han ganado... pero volveremos a encontrarnos.
Y en el suelo apareció un pañuelo...
El hada saltó de alegría, el elfo se secó el sudor, cogieron el pañuelo y
emprendieron rumbo al lago, en busca de la niña
Cuando
llegaron al hogar del hada, la niña esperaba sentada junto al lago. Se
acercaron y ella los miró sonriente:
- ¡¡Me han traido mi pañuelo!
- ¡¡Me han traido mi pañuelo!
¡¡Siii!!-dijo Anahí gritando de
emoción-
¡Lo hemos
recuperado!
Mil gracias
querida hada -dijo la niña.
- Pero no sólo ha sido gracias a mi, también ha sido gracias a Yuka -el hada señaló al elfo sonriendo.
- Acerquense -dijo la niña.
Cuando Anahí le devolvió el pañuelo este desapareció! Y la niña se convirtió en la mujer del lago-
- Pero no sólo ha sido gracias a mi, también ha sido gracias a Yuka -el hada señaló al elfo sonriendo.
- Acerquense -dijo la niña.
Cuando Anahí le devolvió el pañuelo este desapareció! Y la niña se convirtió en la mujer del lago-
-
Queridos Anahí y Yuka-dijo la hermosa
mujer con su dulce voz- Soy Isil dama del lago.. Verán, lo importante de esta
búsqueda no era el pañuelo en sí, sino encontrar compasión y solidaridad hacia
otros seres, de aquí espero que ayuden a tantas personas como me ayudaron a mí,
ahora se que sus corazones son puros y son de fiar.. les encomiendo esa tarea.Ayuden
a tantas personas como se los permitan sus años de vida.
La dama
desapareció y Anahí y Yuka se miraron atónitos el uno al otro… pero al cabo del
tiempo culminaron con una sonrisa, ahora ya sabían los que le deparaba el
futuro, un arduo trabajo en equipo para ayudar a los mas necesitados.
Al cabo de
un tiempo la dama del lago les encomendó una misión. Los mandó a un mundo en el
que la maldad y la pobreza reinaba. Aquel mundo era llamado “La tierra”.
Nuestros
jóvenes aventureros se asombraron con lo que vieron. Habían unos seres,
llamados humanos, éstos pasaban hambre, se degradaban unos a otros, se
maltrataban, se hacian el mal entre ellos. Anahí y yuka se miraron con tristeza
pero determinación a la vez, sabían que tenían una gran misión que cumplir,
ayudarían a los humanos a cambiar su mundo, y no descansarían hasta lograrlo…
Fin.
Julia Delgado - Escuela Normal - 5º4º- -2012 © all rights reserved
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