Como ciudadanos consumidores, nos encontramos
expuestos a diferentes actitudes abusivas por parte de los vendedores, tanto
empleados como propietarios del negocio. Pero, realmente, ¿reclamamos en el
momento adecuado?
Existen numerosos casos en los que
el comprador, por ahorrarse tiempo o discusiones, evita efectuar reclamos. Sin embargo, deberíamos comenzar a tomar conciencia sobre
este tipo de estafas que se llevan a cabo día a día, no necesariamente cuando
uno compra un producto mayor o de cierta importancia, sino incluso con los más
pequeños. Así, por ejemplo, cuando vamos
a un kiosco y nos entregan el vuelto en caramelos o aspirinas. Pero, si pusiéramos
un poco más de actitud positiva de nuestra parte y frenáramos estos fraudes,
todo funcionaría de un modo mejor.
Tal es el caso de los hiperpermercados, que son megaempresas que actúan
como verdaderos oligopolios. Es en esos establecimientos generalmente donde mejor podemos observar este fenómeno, ya que suelen ponerse de acuerdo entre ellos para subir los precios
conforme con las ganancias que se pretenden obtener, sin consideración alguna
por las necesidades de sus clientes.
Días atrás justamente me
encontraba yo en uno de ellos, junto a la góndola de las gaseosas. Observé detenidamente
el precio de una y, decidida a
llevármela, la cargué en el carro. Luego me dirigí a la caja dispuesta a pagar y
noté que, cuando el cajero marcó la
gaseosa, me estaba cobrando de más. De inmediato, yo le señalé que en la
góndola se encontraba ofrecida a un precio más bajo y que yo lo había
verificado tanto por los litros como por la marca. Llamaron a un encargado y
fuimos juntos a constatar si lo que yo decía era cierto. Resultó que así era:
yo estaba totalmente acertada. De inmediato, volvimos a la caja… pero demoraron unos veinte minutos con la excusa
de que tenían que hablar sobre lo sucedido con el gerente. Por mi parte, esperé tranquilamente, pues no pensaba pagar
de más. No obstante, las personas que se hallaban atrás me reprochaban: “¿Por 25 centavos,
tanto lío?”
En efecto, podemos apreciar claramente en el caso
referido cómo la gente, para ahorrar tiempo o evitar conflictos desgastantes, está
dispuesta a aceptar una estafa por más
pequeña que ésta sea.
Se observa asimismo el
incumplimiento del concepto de "reproducción ampliada de la vida" de la que hablamos
cuando pretendemos la satisfacción de las necesidades y los deseos legítimos de
todos los miembros de una sociedad, sino por el contrario: tiene una estrecha
relación con la ambición desmedida del capital.
¡No permitamos que esto avance! Sé que no soy la única que ha pasado por algo
similar. Todos tenemos el derecho de reclamar. Como compradores, nosotros
tenemos la última palabra; es nuestra la decisión de llevar o no el producto.
Por ello, no nos dejemos estafar… Sólo nosotros mismos podremos lograr que
situaciones de esta clase se reduzcan y desaparezcan de la sociedad actual.
Leticia Chardullo - Escuela Normal - 5º2º - 2012 © all rights reserved