Esteban Rodríguez era un profesional del
fútbol en Mendoza, jugaba en Luján un club muy querido por directivos del
establecimiento y vecinos de las cercanías. Por los logros obtenidos desde su
iniciación.
Esteban, desde muy chiquito, tenía una meta:
ayudar a niños y adolescentes marginados con problemas socio-económicos,
incluyéndolos en la vida del deporte para sacarlos de diferentes vicios como la
droga o el alcohol.
Entrenaba todos los días de cuatro a siete de
la tarde, menos los domingos, en los
cuales la mayoría jugaba. Él se sacrificaba mucho por su rendimiento físico en
cada partido y era muy constante con sus entrenamientos.
De joven tuvo muchas posibilidades de irse al
exterior, pero siempre por diferentes problemas familiares no logró concretar
sus sueños, ni poder ser el número diez
de la selección Argentina.
Al pasar de los días, se daba cuenta que le había dedicado mucho
tiempo al fútbol sin progresar. Pensaba
que estando en Mendoza, no tenía futuro y a los treinta y cinco, ya era mayor
de edad para el deporte que lo apasionaba.
Esto lo hizo entrar en dudas y desesperación.
Se preguntaba qué hacer con su vida. Si seguir con lo que más quería o
retirarse y buscar un trabajo seguro, lo que era muy difícil en su país. Aunque
era una persona muy capaz e inteligente, lograba la mayoría de las cosas que se proponía.
Un día lo llamaron de una empresa muy exitosa
en el mercado argentino, en la cual él había dejado su currículo. Viendo desde
ya sus ganas de progresar. le solicitaron una entrevista el día jueves a las seis de la tarde.
Llegó el día, muy ansioso, pidió permiso para
retirarse de su entrenamiento una hora antes, llegando al lugar de dicha
entrevista recibe un llamado. Le comunicaron
que había sido elegido para jugar en un club de Europa, el famosísimo FC Bayern Múnich.
Le ofrecieron estadía y diez millones de
dólares mensuales. Le pagaban un departamento en el cuarto piso del edificio
Sheraton que se situaba frente al mar, además dispondría de un auto alemán de
alta gama.
Era una oportunidad única, pero él, a pesar
de todo, se sentía mal por la decisión difícil que tenía que tomar y solo contaba
con cinco horas para responder a la propuesta.
Se presentó en la entrevista, aunque
estuviera muy nervioso por el llamado recibido. Los entrevistadores, le
preguntaron además de todo su desempeño y datos del mismo , qué le podía
ofrecer a la empresa y en qué la podría mejorar, Esteban, a pesar que estaba
concentrado en el asunto del futbol y esa oferta hecha un rato antes, respondió
correctamente lo que los empresarios querían escuchar de un futuro nuevo
empleado.
Cuando salió de la entrevista se sintió
frustrado porque no era la primera vez que le pasaba de tomar una decisión tan
determinante como ésta y no tenia buenos recuerdos de las anteriores. Por eso
se sentía fracasado.
Pensando mucho y, a pesar que quedaban tan
solo dos horas, sus nervios aumentaban cada vez; más preguntas se hacía en su cabeza sin ninguna
respuesta. Buscaba las cosas buenas y malas en cada oportunidad.
Pero al fin tomó la decisión de viajar y
seguir sus sueños, que antes no había podido realizar. Al fin y al cabo el
fútbol lo hacía feliz y decidió ir a probar suerte. Su familia estaba muy
triste pero entendieron que él ya era una persona independiente.
No obstante, Esteban les
escribió desde Europa a sus padres donde les decía: “Queridos padres: les pido
tengan en cuenta aquellos que una vez aprendí en mis clases de economía durante
la escuela secundaria: la fuerza de trabajo es lo único que tenemos los
trabajadores para ofrecer al mercado y ganarnos la vida. En mi caso y con mi
oficio de futbolista es mi destreza deportiva la que ha valorado mis nuevos
empleadores en Alemania, y la han valorado con una muy buena propuesta
económica. Recuerden que sigo siendo un trabajador del deporte con el anhelo de
mejorar junto a mi familia y de ayudar a los chicos que no tienen oportunidades
para probar y exponer sus talentos deportivos”. Luego de la lectura sus padres
emocionados lograron contener su tristeza que cedió ante la comprensión para
con su hijo Esteban.
Su estadía en Europa los primeros seis meses
fue un sueño hecho realidad para Esteban. Era la vida que siempre se había
imaginado. Entrenaba religiosamente todos los días y jugaba los domingos.
Alemania era un país con un paisaje hermoso y se sentía muy cómodo con el hotel
y de más cosas ofrecidas en el contrato.
Pero no todo fue lindo para este ex jugador
mendocino, la gente no era muy agradable que digamos. Lo discriminaban aparte
de seguidos insultos por ser argentino. Siendo él una persona simpática y
manejando muy bien el idioma de dicho país.
Pasó un año de serios problemas sociales. Se
sentía en soledad, aunque tenía el apoyo de su representante y de compañeros,
Esteban necesitaba a su familia. Ya con plata ahorrada, tomó la decisión de
volver a Argentina, no fue difícil porque no quería sufrir más de lo que había
sufrido.
En Mendoza lo recibieron muy alegre toda su
gente. Pasó un tiempo, tuvo la posibilidad de inaugurar un club, con la plata
traída del exterior, para niños con problemas de marginalidad social, llamado
FC Intervilla.
Muy feliz de poder ayudar a la gente que más
lo necesita, trabajó de director técnico y sacó campeones a varias categorías
de su propio club.
Unos años después, en el club incluyó la
posibilidad de estudiar niveles primarios y secundarios. Y también en el mismo
establecimiento creó un comedor comunitario. Siempre con el objetivos de ayudar
a la gente marginada y necesidades económicas.
Yanina Bucca -
Escuela Normal Tomás Godoy Cruz - 5º4º - 2012 © all rights reserved
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