lunes, 8 de octubre de 2012

El futuro del futbolista



  Esteban Rodríguez era un profesional del fútbol en Mendoza, jugaba en Luján un club muy querido por directivos del establecimiento y vecinos de las cercanías. Por los logros obtenidos desde su iniciación.

 Esteban, desde muy chiquito, tenía una meta: ayudar a niños y adolescentes marginados con problemas socio-económicos, incluyéndolos en la vida del deporte para sacarlos de diferentes vicios como la droga o el alcohol.

 Entrenaba todos los días de cuatro a siete de la tarde,  menos los domingos, en los cuales la mayoría jugaba. Él se sacrificaba mucho por su rendimiento físico en cada partido y era muy constante con sus entrenamientos.



 De joven tuvo muchas posibilidades de irse al exterior, pero siempre por diferentes problemas familiares no logró concretar sus sueños, ni poder  ser el número diez de la selección Argentina.

 Al pasar de los días,  se daba cuenta que le había dedicado mucho tiempo al fútbol sin progresar.  Pensaba que estando en Mendoza, no tenía futuro y a los treinta y cinco, ya era mayor de edad para el deporte que lo apasionaba.

 Esto lo hizo entrar en dudas y desesperación. Se preguntaba qué hacer con su vida. Si seguir con lo que más quería o retirarse y buscar un trabajo seguro, lo que era muy difícil en su país. Aunque era una persona muy capaz e inteligente, lograba  la mayoría de las cosas que se proponía.
  
 Un día lo llamaron de una empresa muy exitosa en el mercado argentino, en la cual él había dejado su currículo. Viendo desde ya sus ganas de progresar. le solicitaron una entrevista el día  jueves a las seis de la tarde.

 
 Llegó el día, muy ansioso, pidió permiso para retirarse de su entrenamiento una hora antes, llegando al lugar de dicha entrevista recibe un llamado. Le comunicaron  que había sido elegido para jugar en un club de Europa, el famosísimo FC Bayern Múnich.



 Le ofrecieron estadía y diez millones de dólares mensuales. Le pagaban un departamento en el cuarto piso del edificio Sheraton que se situaba frente al mar, además dispondría de un auto alemán de alta gama.

 Era una oportunidad única, pero él, a pesar de todo, se sentía mal por la decisión difícil que tenía que tomar y solo contaba con cinco horas para responder a la propuesta.

 Se presentó en la entrevista, aunque estuviera muy nervioso por el llamado recibido. Los entrevistadores, le preguntaron además de todo su desempeño y datos del mismo , qué le podía ofrecer a la empresa y en qué la podría mejorar, Esteban, a pesar que estaba concentrado en el asunto del futbol y esa oferta hecha un rato antes, respondió correctamente lo que los empresarios querían escuchar de un futuro nuevo empleado. 

 

 Cuando salió de la entrevista se sintió frustrado porque no era la primera vez que le pasaba de tomar una decisión tan determinante como ésta y no tenia buenos recuerdos de las anteriores. Por eso se sentía fracasado.

  Pensando mucho y, a pesar que quedaban tan solo dos horas, sus nervios aumentaban cada vez; más  preguntas se hacía en su cabeza sin ninguna respuesta. Buscaba las cosas buenas y malas en cada oportunidad.

 Pero al fin tomó la decisión de viajar y seguir sus sueños, que antes no había podido realizar. Al fin y al cabo el fútbol lo hacía feliz y decidió ir a probar suerte. Su familia estaba muy triste pero entendieron que él ya era una persona independiente.



 No obstante, Esteban les escribió desde Europa a sus padres donde les decía: “Queridos padres: les pido tengan en cuenta aquellos que una vez aprendí en mis clases de economía durante la escuela secundaria: la fuerza de trabajo es lo único que tenemos los trabajadores para ofrecer al mercado y ganarnos la vida. En mi caso y con mi oficio de futbolista es mi destreza deportiva la que ha valorado mis nuevos empleadores en Alemania, y la han valorado con una muy buena propuesta económica. Recuerden que sigo siendo un trabajador del deporte con el anhelo de mejorar junto a mi familia y de ayudar a los chicos que no tienen oportunidades para probar y exponer sus talentos deportivos”. Luego de la lectura sus padres emocionados lograron contener su tristeza que cedió ante la comprensión para con su hijo Esteban.
  

 Su estadía en Europa los primeros seis meses fue un sueño hecho realidad para Esteban. Era la vida que siempre se había imaginado. Entrenaba religiosamente todos los días y jugaba los domingos. Alemania era un país con un paisaje hermoso y se sentía muy cómodo con el hotel y de más cosas ofrecidas en el contrato.

 Pero no todo fue lindo para este ex jugador mendocino, la gente no era muy agradable que digamos. Lo discriminaban aparte de seguidos insultos por ser argentino. Siendo él una persona simpática y manejando muy bien el idioma de dicho país.

  
 Pasó un año de serios problemas sociales. Se sentía en soledad, aunque tenía el apoyo de su representante y de compañeros, Esteban necesitaba a su familia. Ya con plata ahorrada, tomó la decisión de volver a Argentina, no fue difícil porque no quería sufrir más de lo que había sufrido.

  En Mendoza lo recibieron muy alegre toda su gente. Pasó un tiempo, tuvo la posibilidad de inaugurar un club, con la plata traída del exterior, para niños con problemas de marginalidad social, llamado FC Intervilla.



  Muy feliz de poder ayudar a la gente que más lo necesita, trabajó de director técnico y sacó campeones a varias categorías de su propio club.



 Unos años después, en el club incluyó la posibilidad de estudiar niveles primarios y secundarios. Y también en el mismo establecimiento creó un comedor comunitario. Siempre con el objetivos de ayudar a la gente marginada y necesidades económicas. 




 Yanina Bucca - Escuela Normal Tomás Godoy Cruz - 5º4º - 2012 © all rights reserved



No hay comentarios:

Publicar un comentario